Ramiro, ferroviario sin trabajo por el cierre de ramales, consigue a través de su ex jefe, al que deberá entregar la mitad de lo que le pagan, un puesto de carcelero en el programa de prisiones privatizadas, (PPP). Le instalan una jaula en el interior de su humilde vivienda y deberá custodiar al preso y hacerle cumplir el riguroso reglamento, siendo Juan José su" primer inquilino". Este es un desocupado condenado a prisión por participar en un robo, al que le dieron a elegir entre ir a Olmos y las PPP, asegurandole que allí será tratado mas humanamente. La forzada convivencia a veces dramática y a veces farsesca creará una singular relación donde el poder y el rol opresor de ciertos órganos de la sociedad serán discutidos permanentemente, remitiendo por momentos a la metáfora del amo y el esclavo hegeliano.